Los Pottokas, también conocidos como Pottok, son una de las razas de ponis más antiguas de Europa y un auténtico símbolo del País Vasco. Su origen se remonta a miles de años, y se consideran descendientes directos de los caballos prehistóricos que habitaban las montañas y praderas del norte de la península ibérica.

Se trata de ponis de pequeño tamaño, con una alzada que rara vez supera los 1,30 metros. Su cuerpo compacto y robusto está perfectamente adaptado para sobrevivir en las duras condiciones de las montañas, donde las temperaturas extremas y la escasez de recursos son habituales. Su pelaje, que puede ser negro, castaño o bayo, cambia con las estaciones: en invierno se vuelve más denso para protegerlos del frío.

Los Pottokas se distinguen por su temperamento tranquilo e independiente, una cualidad que les ha permitido vivir en estado semisalvaje durante siglos. Poseen una notable capacidad para encontrar alimento en terrenos difíciles, lo que los hace especialmente aptos para su entorno montañoso.

A pesar de su relevancia histórica y cultural, esta raza ha enfrentado amenazas significativas debido a la pérdida de su hábitat natural y la introducción de otras razas. Hoy en día, existen programas de conservación dedicados a proteger a los Pottokas, fomentando su cría y preservando sus características originales.

Además de su valor como símbolo del patrimonio vasco, los Pottokas han encontrado un lugar en actividades como rutas ecuestres y terapias asistidas, gracias a su carácter dócil y confiable. Esta combinación de resistencia, historia y utilidad moderna refuerza su importancia como una raza única y emblemática.

-Redacción por Cristina Prado-