Estas dos especies utilizan las mismas expresiones faciales cuando juegan, lo que sugiere que este comportamiento está profundamente arraigado en la evolución.
La invitación de un perro a jugar es inconfundible. Se inclina doblando las patas delanteras y mueve la cola.
Los dos animales se persiguen y se pelean, imitando los movimientos del otro, normalmente con expresiones que los humanos interpretamos como sonrisas.
Por primera vez, se ha desvelado que los perros y los caballos juegan juntos de forma similar, abriendo la boca y con comportamientos imitados de forma sincrónica.
Lo que quizá sea más sorprendente es que ambas especies imitan las expresiones faciales de la otra, un comportamiento denominado «imitación facial rápida». Este fenómeno se da en primates, perros domésticos, suricatas y osos malayos, pero nunca se había documentado entre compañeros de juego de especies distintas.
«Es un estudio fantástico y lleva las cuestiones sobre el comportamiento de juego a otro nivel. En particular, han demostrado el juego entre dos especies en las que era inesperado», afirma Sue McDonnell, especialista en comportamiento animal en la Universidad de Pensilvania, Filadelfia, que no participó en el estudio.
En la actualidad, los caballos y los perros coexisten de forma pacífica gracias a siglos de domesticación. Con todo, desde el punto de vista evolutivo son depredadores y presas, así que resulta desconcertante que ambas especies compartan un lenguaje del juego común.
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