Cuidar a un caballo no es solo entrenarlo o alimentarlo: es comprenderlo. Y cuando hablamos de sus bigotes, también llamados vibrisas, estamos hablando de una herramienta sensorial importante que merece todo nuestro respeto.
Estos delicados pelos alrededor del morrito, los ojos y la mandíbula no son decoración: son una extensión del sistema nervioso del caballo. Les ayudan a percibir objetos, medir distancias y explorar el entorno de manera segura. Incluso detectan estímulos que la vista no alcanza, protegiendo su seguridad y su bienestar.
Recortarlos por estética, algo que antes era habitual en competiciones, ya ha dejado de serlo, debido a que puede desorientar al caballo, aumentar su estrés e incluso
elevar el riesgo de lesiones.
Por eso, hoy muchas federaciones, incluida la FEI, solo permiten recortes por razones médicas.

















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