¿Por qué hablamos de ayudas invisibles? Un buen jinete o amazona no necesita movimientos exagerados para comunicarse con su caballo, sino que logra transmitir sus indicaciones de forma sutil y armoniosa. Las ayudas invisibles son el resultado de una correcta posición, un buen equilibrio y una gran sensibilidad en el uso de piernas, manos y asiento, es decir, de un largo trabajo que no se consigue de un día para otro.
Ahora bien, os facilitamos unos tips para mejorar su utilización:
Un jinete que mantiene su centro de gravedad alineado con el del caballo necesita hacer menos esfuerzo para influir en sus movimientos. Esto se traduce en un uso mínimo de las riendas y las piernas, permitiendo que el caballo responda a señales casi imperceptibles. La clave está en aprender a sentir el movimiento del animal y anticiparse a sus reacciones en lugar de corregirlas bruscamente.
El asiento es una de las ayudas más poderosas y, a la vez, la más sutil. Un ligero cambio en la presión de los isquiones o una variación en la distribución del peso puede indicar al caballo que acelere, frene o se equilibre mejor. De igual forma, el uso de las piernas debe ser progresivo y preciso, evitando golpes innecesarios que pueden desensibilizar al caballo.
El contacto con la boca debe ser ligero y constante, sin tirones ni movimientos bruscos. Un jinete con manos suaves consigue que el caballo se mantenga relajado y atento, facilitando la reunión y la conexión. La equitación basada en ayudas invisibles no solo mejora la estética y la fluidez del conjunto, sino que también refuerza la confianza y la disposición del caballo para trabajar con su jinete de manera más natural y cómoda.
¿Habías escuchado alguna vez este término? ¿Qué ayudas naturales y artificiales utilizas en tu día a día?
-Redacción por Cristina Prado-
0 comentarios