Hickstead, el legendario caballo holandés (KWPN) castaño, nació en 1996 y forjó una conexión inquebrantable con el jinete canadiense Eric Lamaze. Su fuerte carácter y su talento innato para el salto lo convirtieron en uno de los mejores equinos de la historia.
El binomio se conoció en 2003 y, a pesar de las dudas iniciales de Lamaze, lograron superar todos los obstáculos para alcanzar la cima del deporte. Su triunfo más destacado fue la medalla de oro individual en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, un hito que los consagró como una de las duplas más icónicas del salto ecuestre.
La compenetración entre ambos era evidente en cada salto, y su estilo elegante y poderoso cautivó al público a nivel mundial.
El 6 de noviembre de 2011, el corazón del mundo ecuestre se detuvo. En el prestigioso CSIO de Verona, Hickstead, el legendario compañero de Eric Lamaze se desplomó sin previo aviso al finalizar su recorrido. A los 15 años, Hickstead había cautivado al público con su elegancia y valentía, nos dejó para siempre.
Spruce Meadows fue también testigo de la grandeza de Hickstead. Sus victorias recurrentes en la prueba “Masters”, lo convirtieron en un icono del salto.
La ovación que recibió en 2007, tras su primer triunfo, fue un presagio de la conexión especial que había forjado con el público. Esta conexión se reafirmó en 2011, con su última victoria en Spruce Meadows, dejando un legado imborrable en el mundo ecuestre.
Ahora podemos encontrar la estatua de Hickstead en las instalaciones donde tanto profesionales como aficionados siguen honrando al caballo por sus triunfos pasados. Emblema canadiense
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