En el mundo de la equitación, donde la dedicación y el amor por los caballos se transmiten de generación en generación, una nueva estrella comienza a brillar: Julio Arias (hijo), siguiendo la estela de su padre, Julio Arias, Campeón Absoluto del Campeonato de España de Salto de Obstáculos 2024, da sus primeros pasos en las pistas.

La historia del pequeño Julio, a sus cinco años, se entrelaza con la de un poni muy especial, rescatado de un refugio. «Es un poni muy cariñoso y ha sido el perfecto primer contacto con los caballos», comenta Julio padre, destacando la importancia de este vínculo inicial para que su hijo, se acerque a los equinos de manera natural, sin presiones.

Sus primeras clases tienen lugar en el Club Hípico Astur (CHAS). La elección de este centro no es casual. «Es donde yo siempre monté; nos queda cerca de casa de mis padres. Además, creo que está muy bien organizado, y Eva y Aída hacen un trabajo fabuloso», explica Julio, visiblemente emocionado de compartir con su hijo un espacio tan significativo en su propia historia.

Aunque lleva poco tiempo montando, el pequeño disfruta enormemente de la experiencia. Su padre observa con orgullo sus fortalezas naturales, como «un buen asiento y contacto con el caballo».

Lo más destacable de esta historia es que la decisión de comenzar en la equitación partió del propio Julio, a pesar de su corta edad. «Siempre quiere montar, pero intento frenarlo un poco. Es un mundo que hay que amar mucho y al que hay que llegar con muchas ganas», confiesa su padre, quien prefiere que sea su hijo quien descubra si este es su verdadero camino.

A pesar de la juventud de Julio hijo, su padre no oculta la ilusión que le produce verlo disfrutar. «Siempre que lo haga con pasión, yo estaré feliz por él», afirma. Aunque no está seguro de que su hijo siga exactamente sus pasos, tiene claro que lo apoyará incondicionalmente si desarrolla el amor y la devoción necesarios para convertirse en un gran jinete. «Lo que más me gustaría es que aprenda a conectar con los caballos y comparta esa profunda pasión por el animal», añade.

Por ahora, el pequeño Julio disfruta de cada clase y de su poni. El tiempo dirá si el pequeño Julio decide seguir una carrera en la equitación, pero lo que ya ha ganado es una experiencia invaluable que lo acompañará toda la vida.