El caballo autóctono de Galicia —el pura raza gallega, PRG o, como se conoce popularmente, garrano— es un equino de origen celta adaptado al monte de esta comunidad y que en la actualidad se encuentra en peligro de extinción, por lo que es una raza protegida. El censo indica la existencia de unos 1.623 garranos en las zonas montañosas de Pontevedra y Lugo, donde hacen una gran labor en la prevención de incendios al limpiar el monte bajo con su alimentación.
Su morfología es robusta, de abdomen redondeado y extremidades cortas. Tanto sus crines como su cola son espesas y largas, y la capa más habitual es la castaña, aunque también hay ejemplares de capa negra. Su adaptación a la orografía gallega le permite aprovechar muy bien el forraje disponible en los montes, incluidos los tojos que otras razas rechazan, y sobrevivir en condiciones climáticas adversas (calor, frío, viento, lluvia…). En general, es un equino con una gran capacidad de resistencia.
El PRG es un caballo valiente, inteligente y dócil, que tiene una excelente predisposición a generar un vínculo emocional con el ser humano, lo cual lo convierte en un animal perfecto para la hipoterapia, la equitación recreativa e incluso el ecoturismo. Tradicionalmente, estos fuertes animales eran muy valorados por los agricultores y ganaderos para las tareas del campo.
En los últimos años, se han puesto en marcha diferentes programas para preservar la pureza genética del PRG mediante la cría selectiva. También se han creado asociaciones orientadas a dar a conocer al garrano y resaltar su importancia histórica y cultural.
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