En los rincones más selectos de España, se esconden majestuosos caballos salvajes, difíciles de avistar en su hábitat natural. Estos equinos se encuentran principalmente en el noroeste de la Península, en las comunidades de Galicia y Asturias, así como en el Parque Natural de Doñana, en Andalucía.

Para proteger a estos magníficos animales, se están creando espacios naturales donde puedan vivir en libertad. En Salgüero de Juarros, Burgos, se ha establecido un refugio para caballos salvajes, mientras que en la reserva de Campanarios de Azaba, Salamanca, se ha liberado una veintena de ejemplares gracias a la iniciativa Rewilding Europe Oeste Ibérico.

Los caballos salvajes poseen características distintivas que los diferencian de sus congéneres domésticos. Son más pequeños, con patas cortas y cuerpos robustos, midiendo entre 130 y 145 centímetros y con una longitud aproximada de dos metros. Su pelaje es más corto pero resistente a las inclemencias del tiempo, presentando tonalidades que van desde amarillentos hasta marrones oscuros, a menudo con manchas o rayas en las patas.

En España, existen diversas razas y variedades de caballos salvajes. En Andalucía, se destaca el caballo de Las Retuertas, cuya raza, originaria de Huelva, es la más antigua de Europa en vivir en libertad. Sin embargo, lamentablemente, esta raza está en peligro de extinción y ha sido reemplazada en gran medida por cruces del Caballo Andaluz y el Caballo Marismeño, este último, una variedad autóctona de Doñana que también está en riesgo de desaparición.

En Galicia, encontramos otra raza autóctona llamada caballo gallego de monte o «besta», que también se encontraba en peligro de extinción. Sin embargo, gracias a un programa de preservación impulsado por la Xunta de Galicia, el número de ejemplares ha aumentado significativamente.

La preservación de los caballos salvajes en España son un reflejo de nuestra rica historia y conexión con la naturaleza. Estos majestuosos ejemplares y sus hábitats naturales son un tesoro que debemos proteger y preservar para las futuras generaciones.