Siempre ha sido tema de debate el hecho de quién transmite más a la hora de la actividad reporoductora y mucho se ha opinado desde los tiempos de los escritores agrícolas romanos. La generalidad se inclinaba más por el caballo aunque ello no tenía la justificación suficiente para convertirse en norma. Posiblemente la predilección por el macho podría derivarse del hecho de que una hembra sólo puede dar un potro al año y un caballo muchos más.
El éxito no es fruto de la casualidad.
Las yeguas reproductoras son el motor de la industria equina; a menudo se les exige que proporcionen un potro cada año, lo que conlleva para el criador mucho trabajo, cuidados y una nutrición adecuada (para ello, nada mejor que confiar en Special Feeds -ver Pienso para caballos en porciones pequeñas y frecuentes.) Estos factores son los importantes para conseguir una cría exitosa. La atención especializada, teniendo en cuenta la raza, la edad, el estado de gestación y la calidad de los nutrientes, es esencial.
La gestación normal de la yegua dura unos 11 meses, siendo los primeros 6 los de menor crecimiento del potro; de hecho, hasta el séptimo mes sólo ocupa un 2% del peso corporal de la madre y tiene un 20% del peso del potro al nacer. Así pues, los requerimientos nutricionales de la yegua no difieren mucho de los de un caballo adulto en mantenimiento.
Patrick Collar, doctor en veterinaria, juez internacional de doma clásica y ganadero, señaló la importancia genética de la yegua y afirmó que estudios alemanes y holandeses aseguran que las yeguas dan de un 65 % a un 75% de características a sus productos, particularmente a las potras. Por ese elevado porcentaje es importante seleccionar a las yeguas de mínimo tres años, teniendo en cuenta todas sus características (orígenes, carácter, saliud..). Es interesante que las yeguas estén desbravadas para poder tener una idea de su actitud frente al trabajo.
A Paul Schockemöhle se le preguntó qué peso tenía para él la influencia genética de la yegua madre en el producto y respondió lo siguiente: ”Es difícil determinarlo. En mi opinión, muy rara vez sele un caballo bueno de una yegua no tan buena. Sin embargo, si puedes tener un buen producto de un semental no tan bueno si la yegua es dominante. No creo que puedas criar un buen caballo con una yegua normal. Pienso que las yeguas son una base más importante que los sementales” Seguidamente recomendó a los ganaderos españoles centrarse en pocas hembras pero de calidad y añadió que la cuota de errores baja sensiblemente con sementales contrastados.
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