El debate está abierto: ¿el deporte ecuestre es solo para ricos? La respuesta es negativa. Ahora bien, si formulamos la siguiente cuestión: ¿puede acceder a él todo el mundo? Sí.
Históricamente, el deporte ecuestre ha estado asociado a una imagen elitista, un perjuicio que muchas veces aleja a potenciales practicantes. Sin embargo, la realidad es más matizada: La hípica no es un deporte exclusivamente para ricos, aunque es cierto que los costes tienden a incrementarse considerablemente a medida que se avanza en el nivel competitivo.
Este equilibrio entre accesibilidad inicial y mayores exigencias económicas a largo plazo merece ser comprendido para valorar la verdadera naturaleza de este deporte.
La hípica, como muchas otras actividades deportivas, tiene una puerta de entrada accesible para quien desee iniciarse. Existen centros ecuestres y escuelas que ofrecen clases para principiantes a precios comparables con otras disciplinas deportivas. Montar a caballo en este nivel no requiere una inversión en el animal ni en equipamiento propio, ya que la mayoría de las instalaciones proporcionan todo lo necesario. Esto permite a cualquier persona explorar el mundo ecuestre sin tener que realizar un esfuerzo económico significativo.
Sin embargo, como ocurre en otros deportes, los costos aumentan cuando el jinete decide profundizar en su práctica. El ascenso a niveles más altos de la competición implica mayores inversiones en tiempo, formación y recursos. Comprar o mantener un caballo, por ejemplo, es un compromiso considerable que incluye gastos de estabulación, alimentación, cuidado veterinario y equipo. Además, las competiciones demandan transporte especializado, cuotas de inscripción y, en la mayoría de los casos, entrenadores personalizados.
A medida que se progresa en la competición, el caballo deja de ser solo un compañero y se convierte en un atleta de élite. Esto requiere una dedicación económica comparable a la de cualquier deporte de alto rendimiento.
Otro factor importante que contribuye a la percepción del deporte ecuestre como costoso es el equipamiento necesario. Aunque las botas, el casco y la ropa técnica tienen un coste inicial significativo, su durabilidad hace que esta inversión sea más sostenible a largo plazo. Además, las tiendas de segunda mano y el mercado de equipos usados ofrecen alternativas económicas para quienes buscan iniciarse sin comprometer la calidad.
En definitiva, el deporte ecuestre es tan inclusivo como se quiera plantear y siempre dependerá de las pretensiones de cada individuo en particular.
-Redacción por Cristina Prado-
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