A veces, la vida nos aleja de aquello que nos hacía sentir completos. Puede ser por falta de tiempo, cambios de rutina o simplemente porque otras prioridades toman el control. Sin darnos cuenta, dejamos atrás pasiones que, en su momento, nos definieron, pensando que algún día volveremos, pero sin saber cuándo. Y cuando por fin llega ese momento, la sensación es indescriptible.
El primer instante está lleno de emociones encontradas: ilusión, nervios e incluso un poco de inseguridad. Al principio, todo se siente diferente, como si tu cuerpo y tu mente necesitaran recordar lo que antes era natural. Pero poco a poco, cada gesto, cada movimiento y cada sensación comienzan a encajar, como si el tiempo nunca hubiera pasado. Es un reencuentro con una parte de ti que nunca desapareció; solo estaba esperando el momento adecuado para despertar.
Esa primera vez después de años es especial. No importa cuánto tiempo hayas estado lejos, lo importante es haber regresado. Porque cuando algo realmente te apasiona, siempre hay una manera de volver a ello. Y al hacerlo, te das cuenta de que nunca lo olvidaste, solo lo habías guardado en lo más profundo de tu corazón, esperando el instante perfecto para renacer.
Y eso es exactamente lo que sucede cuando alguien vuelve a la hípica después de mucho tiempo.
-Redacción por Cristina Prado-
0 comentarios