La rasqueta es una herramienta esencial en el cuidado diario del caballo. Su uso permite eliminar barro, polvo y pelo suelto que se acumulan en el pelaje del animal, contribuyendo a su higiene y bienestar. Se emplea tanto antes como después del trabajo para mantener la piel en buen estado y prevenir problemas cutáneos causados por la suciedad o la humedad atrapada entre los pelos.
El diseño de la rasqueta varía según el material y su finalidad específica. Las metálicas, con dientes en forma de sierra, son especialmente eficaces para retirar barro seco, mientras que las de goma son más adecuadas para áreas sensibles o caballos con piel delicada. Su uso no solo mejora la apariencia del caballo, sino que también estimula la circulación sanguínea y favorece la relajación muscular.
Para aplicarla correctamente, se recomienda realizar movimientos circulares o enérgicos en las zonas más musculosas del cuerpo, evitando áreas como la cabeza o las extremidades, donde la piel es más fina. La rasqueta forma parte de la rutina de cepillado, preparando el pelaje para otros utensilios de limpieza y facilitando el uso posterior de cepillos duros o suaves.
Además de la limpieza, la rasqueta permite detectar posibles heridas, irritaciones o irregularidades en la piel del caballo, lo que la convierte en una herramienta valiosa para el cuidado integral del animal.
-Redacción por Cristina Prado-
0 comentarios