A lo largo de la historia de los Juegos Olímpicos, hemos visto una serie de caballos excepcionales que no solo han ganado medallas, sino que también han llegado a ser leyendas en Salto, Doma Clásica y Concurso Completo. Un aspecto interesante que ha surgido en la investigación de estos campeones es la influencia que los orígenes pueden tener en la creación de estas estrellas del mundo hípico.
Un claro ejemplo del impacto que pueden tener los orígenes maternos es la yegua Zangersheide, «Only Picobello Z», madre de «Romeo 88.» «Only Picobello Z» no tiene historial competitivo, pero ha demostrado ser una buena madre al tener varios potros con gran talento, como «Romeo 88».
«Hello Jefferson», que ha participado en los Juegos Olímpicos de Tokio y París, tiene un origen intrigante que merece ser examinado. Es particularmente interesante mencionar a “Irco Mena”, el abuelo materno del caballo y un componente importante en sus orígenes. En el mundo del Salto, “Irco Mena” es un semental excepcional que ha producido grandes caballos de alto rendimiento.
«Violetta Batilly», madre de «Dallas Vegas Batilly», es descendiente del reconocidísimo semental Oldenburgo «L’Arc de Triomphe». Por otro lado, la influencia de las líneas Holsteiner es particularmente notable en los orígenes de «Dallas Vegas Batilly». Su padre, «Cap Kennedy», tiene una buena herencia de sementales Holstein, como «Cassini II», «Cantus» y «Capitol I».
“Baloutinue”, veterano de Tokio y París, destaca como el mejor ejemplar proveniente de la yegua Oldenburgo “Utika”, la cual solo tiene dos hijos registrados.
Finalmente, el semental más representado durante estas olimpiadas ha sido «Baloubet du Rouet», con descendencia tan increíble como «Dubai du Cedre» y «Baloutinue», del cual ya hemos hablado anteriormente.
Estos casos demuestran que, aunque el entrenamiento es crucial, la calidad genética proporciona una buena base sobre la cual se construyen los logros deportivos.
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