El domingo, la localidad de Oia dio inicio a la temporada de curros, una antigua tradición en la que 300 caballos salvajes son rapados y saneados en el monte de A Valga. La jornada comenzó a las nueve de la mañana, cuando ganaderos a pie y a caballo salieron en búsqueda de los equinos que pastan libremente por los montes de Oia y O Rosal. Para el mediodía, los caballos ya habían sido reunidos en el cierre grande, donde se aprovechó para disfrutar de una comida campestre con churrasco, pulpo y empanadas.

A las cinco de la tarde comenzó el rito de la rapa das bestas, donde los ganaderos cortaron las crines y desparasitaron a los animales antes de liberarlos nuevamente. Durante el evento, también se contabilizaron y marcaron los 62 potros nacidos durante el invierno, los cuales recibieron un chip para su identificación.

La tradición de los curros, que data desde la Edad Media, continúa siendo un evento cultural significativo para la comunidad. Los caballos de la Serra da Groba, que enfrentan un duro invierno al aire libre, son el centro de esta festividad que mezcla historia y comunidad. La próxima cita de los curros será en Mougás el primer domingo de junio y continuará en la parroquia de Torroña el domingo siguiente