En el mundo digital de hoy en día parece que todo pasa en redes sociales, pero… ¿cuántas veces has sentido que lo que publicas se pierde entre un mar de fotos, vídeos y anuncios? Por eso las newsletters son un as bajo la manga: un mensaje que llega directo a la bandeja de entrada de la persona que quieres alcanzar, sin depender de algoritmos ni de la suerte.

Una newsletter es, en realidad, como escribir una carta con cierta modernidad: tú decides el contenido, la persona la recibe y la abre cuando quiere, y, si lo haces bien, espera la siguiente con ganas.

Cuando tu público siente que le hablas con cercanía y que compartes información de valor, no solo lee: se queda.

Otra gran ventaja es que puedes decidir a quién le envías qué. Es decir, puedes segmentar tu público. Esto hace que cada mensaje que mandes sea más relevante y, por tanto, más efectivo.

En redes, puedes tener miles de seguidores… y que solo unos pocos vean lo que publicas. Con una newsletter, tu mensaje se entrega. Además, puedes medir cuántas personas lo abren, qué les interesa y cómo reaccionan, para ir mejorando cada envío.

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