Si algo pretendo siempre con cada cliente, es saber -y respetar- su esencia, conocer sus entresijos y poder ayudar con todo lo que la Chacco maquinaria pueda aportar.
Todos y cada uno de los miembros de la Chacco Family son únicos y especiales, pero para qué mentir, el de Villa Equus me hacía -y hace- especial ilusión. La primera cita de este 2024 que aún está arrancando era el CDI 3* de Le Mans, donde Júlia Álvarez y Beatriz Ferrer-Salat iban a tomar parte. La idea era vivirlo con el team desde dentro y allá que me apunté al viaje.
Los resultados ya os los he contado en La Razón y todos los videos las tenéis en ClipMyHorse: Los jinetes españoles sufren la polémica de las calificaciones en la Doma Clásica de Le Mans (larazon.es)
Puedo resumir diciendo que, si fuera caballo, me gustaría vivir en Villa Equus. El lunes 5 llegué a Villa Equus con mi equipo, y creamos contenido muy chulo. Ellas se volvieron, yo me quedé, lista para partir para Francia al día siguiente.
Salimos el pasado martes dirección Francia desde Gualba, y lo que a priori eran mil horas de viaje en camión, se me hicieron cortísimas por lo ameno del viaje. Mi compañera Alba me había dicho hacía tiempo que Clazien, la groom de Bea, era una crack, y hasta acordó con ella una entrevista en Madrid Horse Week, cuando yo aún ni la conocía. Para ser groom de Bea ya daba por hecho que tendría que ser perfeccionista y dedicada, pero tras este viaje lo puedo afirmar de manera taxativa. La groom de las grooms, cómo lo controla todo, cómo está pendiente de cada detalle, cómo mete el camión por terrenos y espacios por los que yo no sería capaz de meter ni mi coche. Muy crack. Yo he querido ayudarla más de lo que se ha dejado, pero es que lo tiene todo tan milimetrado, que casi era más estorbar que colaborar.
Júlia llegará donde quiera en este deporte, lo tengo claro. Con su carrera de Odontología debajo del brazo, ha optado por el camino ecuestre como modo de vida, y aunque a grosso modo pudiera ser la opción fácil, creo que no es así cuando se pretende la excelencia y cuando Bea dicta una rutina estricta que no deja lugar al aburrimiento ni a la salida de tono. Siete caballos al día, Inglés, preparador físico, psicólogo, comida sana… Hace falta mucho amor por la Doma Clásica de alta competición y una autoexigencia que no todo el mundo asumiría. Con esa dedicación, con la ayuda de Bea y con esas cualidades naturales que atesora, el éxito es ya una realidad.
Y de Bea qué decir, que desde que la conocí de cerca me enamoró, y más aún tras este «Gran Hermano» de viaje a Francia que nos hemos marcado. No se puede montar mejor, no puede ser más crack como persona, y no puede estar más implicada con su equipo y sus caballos. A pocos jinetes top veo yo vendar, pasear caballos e implicarse 300% en la cuadra. Creo que ese es uno de los factores determinantes de su éxito, que no solamente le encanta el deporte y monta mejor que nadie, sino que por encima de todo, ama a los caballos. ¿Cómo no la he tratado antes, yo que hablo hasta con las piedras? Ojo, que soy más sana y cuento con «perlas de sabiduría» desde que la tengo cerca. Me siento afortunada.
Estos cinco días en Le Mans han dado para mucho, mi mesa en el bar del concurso ha sido un «confesionario» de muchos españoles. He charlado con viejos amigos y he conocido a otros nuevos.
He disfrutado mucho, he aprendido de Doma, he recibido la visita de Jean Marc Nicolas elogiando Chacco Marketing y he trabajado en muchísimas Chacco ideas que iréis viendo.
Siempre estoy disfrutando, siempre estoy trabajando y es un cocktail que me encanta.
Shelly Ramírez Pino
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