Esos días en los que disponemos del tiempo justo para montar, siempre nos surge la duda sobre qué tipo de trabajo hacer, y puesto que, nosotros vamos a ser los únicos que sabremos de cuánto tiempo disponemos para cada ejercicio, debemos ser conscientes e invertirlo de forma productiva. Recordando que, las sesiones breves solo son efectivas si las abordamos sin estrés.

Tal vez solo tendremos tiempo para practicar un único ejercicio de forma prolongada y correcta, pero esto es mucho mejor que realizar varios apresuradamente y de manera inadecuada. Ejecutarlo de la segunda forma es simplemente una pérdida de tiempo que puede acarrear problemas futuros.

En el tiempo disponible no se van a poder ejecutar tantos ejercicios como nos gustaría, por eso, para aprovecharlo al máximo posible, podemos centrarnos en un único ejercicio, ya que, la repetición es esencial para afianzar buenos hábitos.

En este tipo de sesiones, la clave es la simplicidad. Un ejemplo ideal podría ser trabajar en figuras de ocho, e ir cambiando progresivamente el ritmo y la amplitud a medida que avanzamos, realizando el mismo ejercicio al paso, trote y galope. Si hemos mantenido a nuestro caballo en una posición de trabajo durante este ejercicio, nos aseguramos de permitirle un breve tiempo de relajación y estiramiento antes de continuar a la otra mano.

Este ejercicio es de gran ayuda para afianzar la correcta incurvación del caballo y además, lo mantiene concentrado y atento a las ayudas.

Otro ejercicio que aconsejamos son las barras en suelo. En este ejercicio, la intención es alejar al caballo de los bordes de la pista, mantener la rectitud y que una su esfuerzo con su concentración en todo momento. Estas barras serán útiles también en el trote y al galope.

Ya sea usando estos instrumentos o no, debemos ser disciplinados con nuestro caballo, alejándole de la valla, pero de igual manera, manteniendo algo de flexibilidad. Si bien no conseguimos galopar en este ejercicio, será suficiente con conseguir y trabajar una buena postura y rectitud.

La idea es poder hacer un trabajo útil, combinándolo con ejercicios para estirar y descansar después de la actividad.

Nuestra comodidad es esencial para que el trabajo realizado sea útil y nuestro tiempo se utilice de forma correcta, por este motivo, lo importante en estos ejercicios es que estemos cómodos con el ritmo de nuestro caballo y que este estos se ejecuten como nosotros queramos.

Nuestro objetivo es terminar la práctica sintiendo que el tiempo empleado ha sido de provecho y constructivo. Dejar a nuestro compañero con ganas de más, también es beneficioso para él.