A un mes del SICAB, el Salón Internacional del Caballo, la yeguada sevillana Torreluna sorprende al sector con un anuncio inesperado: se retira de los concursos y pone a la venta todos sus ejemplares y, supuestamente, cesa en su actividad. El efecto ha sido inmediato y beneficioso para ellos: En lugar de hablar del SICAB, todo el mundo habla de Torreluna. Lo que parecía una retirada, puede que sea una de las campañas de marketing más brillantes vistas en el mundo del Pura Raza Español.
El anuncio que cambió el guion
Hace escasos días, Yeguada Torreluna publicó un comunicado en sus redes sociales en el que anunciaba que se retiraba de los concursos y que ponía a la venta toda su ganadería. El mensaje, acompañado de vídeos cuidadosamente producidos y una estética impecable, corrió como la pólvora. En pocas horas, los medios, los foros y los aficionados al PRE se hacían la misma pregunta: ¿se acaba Torreluna?
El momento no pudo ser más preciso. Justo cuando el sector empieza a mirar hacia el SICAB, el evento más importante del año, Torreluna logra centrar toda la atención en sí misma. Donde debía hablarse de campeonatos, ventas y genética, el tema de conversación se convirtió en un único titular: el fin de Torreluna.
Una campaña maestra
Más allá del revuelo, todo apunta a una estrategia calculada. Primero, el anuncio genera una sensación de urgencia: si Torreluna desaparece, esta podría ser la última oportunidad de adquirir uno de sus caballos. Esa idea moviliza compradores de todo tipo (ganaderos, aficionados y jinetes), dispuestos a cerrar tratos antes de que sea “demasiado tarde”.
Segundo, con este movimiento, Torreluna se adelanta al propio SICAB. Mientras las demás ganaderías preparan su presencia para captar compradores, Torreluna lo hace antes de que comience la feria, cuando la atención mediática está al máximo. De este modo, consigue posicionarse por encima del ruido y marcar el ritmo del debate ecuestre.
Tercero, si existían ejemplares que no alcanzaban el estándar de calidad esperado, esta supuesta liquidación permite venderlos sin que se cuestione su prestigio. Al fin y al cabo, todo se justifica bajo el paraguas de un cierre general.
Y cuarto, todo el proceso está ejecutado con un nivel de detalle digno de una gran producción. Los vídeos son impecables, la comunicación emocional y el relato coherente. No hay nada improvisado. Detrás de cada publicación parece haber una planificación precisa.
El resultado
El objetivo está conseguido: todo el mundo habla de Torreluna. En redes sociales, en los medios especializados y generales y en las conversaciones entre ganaderos, la pregunta sigue siendo la misma: ¿se acaba Torreluna o es una maniobra?
Mientras tanto, las ventas avanzan. El mercado interpreta la situación como una oportunidad única. Es más que probable que antes incluso del inicio del SICAB, la yeguada haya vendido buena parte de sus ejemplares.
La hipótesis
Resulta difícil creer que una ganadería del nivel de Torreluna se retire definitivamente. Todo apunta a una pausa estratégica. Una operación para vender, limpiar stock, generar liquidez y reposicionar la marca. En un futuro cercano, cuando el efecto de la noticia haya cumplido su función, Torreluna volverá al circuito. Y lo hará con más fuerza y notoriedad que nunca.
Yeguada Torreluna ha conseguido lo que muy pocos logran: sacudir el sector y convertir una noticia interna en un fenómeno viral. Ha manejado la atención del público con precisión quirúrgica, ha creado deseo, urgencia y conversación. Mientras todos hablaban del SICAB, ella consiguió que todos hablaran de Torreluna. Y, sin duda, antes de que empiece la gran cita del Pura Raza Español, ya ha ganado su propia competición.
Resumiendo: la vida es marketing, y Torreluna lo ha entendido muy bien

















Cuando salto la noticia creo que el ochenta por ciento pensamos lo mismo la jugada perfecta se quitará un montón de pellejos y a seguir riéndose de cuatro pollinos