La compraventa de caballos es un proceso que no solo involucra al comprador y al vendedor, sino también a intermediarios en muchas ocasiones. Estos intermediarios —que pueden ser entrenadores, agentes o personas con experiencia en el sector— facilitan la transacción, ponen en contacto a las dos partes y se aseguran de que se cumplan los requisitos del comprador en cuanto a rendimiento, salud e idoneidad del caballo. Pero ¿es común que estos intermediarios reciban una comisión por su labor?
La respuesta corta es sí. En la mayoría de las transacciones donde hay un intermediario, es habitual que este reciba una comisión por su trabajo, que suele ser un porcentaje del valor del caballo. Esta comisión puede variar, pero suele oscilar entre el 5 y el 10 % del precio de venta final. No obstante, el acuerdo sobre el pago de la comisión debe quedar claro desde el principio para evitar malentendidos. Es importante destacar que, en algunos casos, el pago de la comisión lo asume el vendedor, mientras que en otros es el comprador quien corre con este gasto adicional.
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