Una decisión muy importante y que, en muchas ocasiones, se toma a la ligera, es la compra de una montura. Además de escoger el tipo de montura pertinente a la disciplina que practicas, y el color, el diseño, la marca… el factor principal que hay que tener en cuenta es que se adapte bien a tu caballo.

“El caballo no fue concebido para ser montado” y por ello debemos priorizar su bienestar y comodidad a la hora de hacerlo. Además, un caballo a gusto con su montura está mucho más predispuesto al trabajo, saca mejor calidad en los aires y previene lesiones.

Para eso, ¿Qué hay que tener en cuenta al escoger la montura?

La silla de montar, al situarla en el dorso del caballo, ejerce una presión, además del peso del jinete. Por ello la parte más importante de la montura es la que no se ve: la interior y la inferior.

Lo primero, es que el canal central de la montura tenga la apertura necesaria para dirigir el peso de la columna hacia los músculos laterales, y así liberar la cruz. Es recomendable que un veterinario examine el dorso de tu caballo y te recomiende lo que más le conviene en cuanto a la apertura de la silla y la talla, ya que si ésta es demasiado grande o pequeña, ejercerá presión en partes del caballo que no debería. Es igual de malo que la silla esté demasiado adelante (ejercerá presión sobre la espalda limitando los movimientos de las manos) como demasiado atrás (presionará la zona lumbar creando dolores musculares).

Cuando la montura esté encajada en la musculatura adecuada, lo siguiente es asegurarse de que los bastes (la parte que está en contacto con el caballo) tengan el relleno óptimo para que, al tener el peso del jinete encima, se adapten al cuerpo del caballo repartiendo dicho peso permitiendo el desarrollo del dorso del animal.

¿Con o sin salvadorsos?

Si la montura está bien hecha y se adapta correctamente al caballo, no será necesario el uso de un salvadorsos, al contrario de lo que muchos piensan. Sólo será necesario si la forma del caballo está descompensada: el uso de un nivelador corregirá la inclinación de la silla adaptándose al cuerpo del caballo.

Existen múltiples tipos de salvadorsos, como por ejemplo la mariposa que protege la cruz y eleva la silla por delante o el que únicamente cubre la parte trasera. En cuanto al material, son recomendables los de gel o foam ya que son los que más amortiguan posibles golpes. Es también indispensable escogerlo teniendo en cuenta las necesidades de cada caballo.

Por último pero no menos importante, además de ser cómoda para el caballo, tiene que ser cómoda para el jinete. Lo primero es escoger la talla correcta dependiendo de la longitud de las piernas permitiendo el contacto directo con el caballo. Si el jinete está cómodo, montará mejor y se lo transmitirá al caballo, creando armonía en el binomio.

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