La legendaria trayectoria de King Edward suma un nuevo y conmovedor capítulo con el reencuentro de Wim Impens, el criador belga que vio nacer a este campeón hace quince años.
En 2010, un pequeño potro llegó al mundo en la yeguada de Impens, un criador profundamente apasionado por la hípica, que soñaba con ver a sus caballos triunfar en los escenarios más prestigiosos. Aquel potro, sin embargo, fue vendido cuando apenas tenía un año y medio, y en ese momento, nadie podía prever el destino glorioso que le aguardaba. Con el tiempo, ese caballo se convertiría en King Edward, uno de los nombres más grandes del salto ecuestre.
Recientemente, Impens tuvo la oportunidad de visitar las instalaciones de Cyor Stables, donde se encuentra King Edward bajo la monta del jinete Henrik von Eckermann. La conexión entre ambos es excepcional, y juntos han logrado grandes éxitos, incluyendo medallas olímpicas, mundiales y otros logros de renombre.
Esta inspiradora historia nos transmite un mensaje poderoso: el éxito de un caballo no solo se cimienta en su talento natural, sino también en el trabajo en equipo, la dedicación y el amor por el deporte.
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