El bienestar de los caballos en el centro del debate
¿Qué es el bienestar equino?
El bienestar de los caballos está más que nunca en el centro del debate. Tras el escándalo protagonizado por la amazona alemana Annika Schleu durante la prueba de pentatlón moderno en los Juegos Olímpicos de Tokyo, la ecuación entre el bienestar de los caballos y la equitación ha quedado seriamente cuestionada. Por lo tanto, es necesario hacer del bienestar una prioridad para la sostenibilidad de nuestro deporte. En Francia, el tema ha sido tomado muy en serio por CHEVALMANIA, el mini Netflix del caballo, que lanza los premios «Talentos del bienestar equino».
El objetivo de esta iniciativa es premiar y destacar a quienes trabajan a diario por el bienestar de los caballos. El segundo objetivo es proporcionar apoyo financiero a los empresarios del sector que hayan puesto en marcha iniciativas en este ámbito. El caballo es hoy una parte importante de nuestras vidas, lo cuidamos como a nuestro perro o gato y nos aseguramos de que su entorno sea lo más agradable posible para su bienestar. Mientras que la antigua cultura ecuestre se caracterizaba por el arte de aprovechar al máximo el animal (uso agrícola y militar), la nueva cultura se basa en el respeto y el amor al caballo, lo que transforma el estatus del caballo en la sociedad. Esta nueva cultura ecuestre abre un verdadero diálogo con el caballo; tratamos de entenderlo, y en función de sus respuestas ajustamos nuestras acciones. Es en este sutil diálogo donde reside el arte de la equitación.
¿Cómo se define el bienestar de los caballos?
En 1979, el “Farm Animal Welfare Council” estableció las 5 necesidades básicas, conocidas como las «5 libertades» del animal:
– No sufrir de hambre y sed
– No sufrir molestias
– No sufrir lesiones, dolores o enfermedades
– Poder expresar el comportamiento natural de la especie
– Liberarse del miedo y la angustia
Estas 5 libertades fueron retomadas por el Programa Europeo de “Calidad del Bienestar” y desarrolladas específicamente para los caballos con asistencia científica. La Comisión Europea quería encontrar más indicadores de bienestar animal, y así nació el protocolo AWIN (Animal Welfare Indicators). Su adaptación específica para caballos se publicó en 2015, con los principios y criterios agrupados en una tabla.
Tiene en cuenta elementos como la relación humano-animal, un estado emocional positivo, la facilidad de movimiento del caballo, etc. Todos estos criterios se miden mediante diferentes signos visibles en el caballo o en su entorno.
Como el caballo es un ser sensible, la consideración de su bienestar se deriva de su buen estado físico pero también mental. Resulta que el caballo tiene capacidades cognitivas que le permiten evaluar el entorno en el que vive. Más allá de tener en cuenta sus necesidades primarias, el bienestar equino también tiene en cuenta la experiencia emocional del caballo. Sin embargo, hay que tener cuidado de no confundir el «buen trato», que corresponde a las condiciones necesarias para obtener el bienestar, con el «bienestar», que es la sensación del caballo respecto a estas condiciones.
Más que un buen estado de salud física, el bienestar tiene en cuenta las emociones del caballo. Durante mucho tiempo, muchos científicos se mostraron reacios a hablar de «emociones» en los animales, pero Darwin fue el primero en constatar que los animales podían sentir emociones, y publicó su libro «La expresión de las emociones en el hombre y los animales» en 1872. Uno de los retos actuales de la investigación sobre el bienestar de los caballos es conseguir descifrar sus emociones.
¿Es compatible el deporte y la competición con el bienestar?
Tener en cuenta el bienestar del caballo también favorece el rendimiento deportivo: un caballo física y mentalmente sano es más receptivo a las expectativas de su jinete y es capaz de ofrecer un esfuerzo más constante.
Las federaciones adoptan cada vez más medidas para controlar las prácticas y el equipo utilizado en las competiciones de alto nivel: se han introducido nuevas normas con el objetivo de preservar el bienestar de los caballos. El artículo 257 del Reglamento de Salto de la FEI 2020, una norma redactada por la Federación Ecuestre Internacional, prohíbe el uso de los menudillos de doble casco que presionan los tendones del caballo al saltar y se sueltan una vez en el aire, obligando al caballo a levantar más los cuartos traseros para escapar de la molestia. Esta fue la actuación del jinete Carlos López en Bercy, que alertó a la federación durante la segunda manga de la final de la Copa del Mundo Longines FEI, cuando su caballo Admara levantó los cuartos traseros sobre el obstáculo de forma totalmente desproporcionada. Algunas personas hablaron de «dopaje mecánico» mediante el uso de estos protectores de menudillos.
Por ello, la FEI ha introducido una nueva normativa para los protectores de menudillos, que deben cumplir estos criterios: «Los protectores de menudillos tendrán una longitud máxima de 20 cm en el punto más largo. La superficie interior debe ser suave y lisa, sin puntos de presión; se permiten los forros de piel de oveja. Habrá un máximo de dos fijaciones por protector de menudillo, que irán de una parte a otra del protector, pero no lo rodearán completamente. Sólo se permiten tres tipos de cierres: velcro, tacos y ganchos» y esto a partir de ahora para todas las competiciones».
Pero no es el primer escándalo que estalla en la alta competición. En junio de 2020, el campeón estadounidense Andrew Kocher, finalista de la Copa del Mundo en 2018, fue suspendido durante 10 años de la competición por utilizar espuelas eléctricas. El tribunal también lo descalificó de ocho eventos entre junio de 2018 y noviembre de 2019, y de todos los eventos en los que había competido con el instrumento de púas. La Federación Ecuestre Internacional, en su comunicado, dijo que el jinete Andrew Kocher, no «participará ni tomará parte de ninguna manera, incluso como espectador, en ninguna competición o evento autorizado u organizado por la FEI o una federación nacional«. La FEI (Federación Ecuestre Internacional) sanciona ahora los actos que considera contrarios al respeto y al bienestar del caballo.
La aplicación de medidas en favor del bienestar del caballo a nivel nacional e internacional ha demostrado la voluntad de tomar conciencia y cambiar las prácticas en todo el sector. El caballo de alto nivel es, ante todo, un atleta, y son el bienestar y el trabajo los que deben llevarle al rendimiento y no las ayudas artificiales a la presión.
Hay algunos abusos en la equitación de alto nivel, sobre todo en el salto de obstáculos, pero afortunadamente son sólo una minoría y la mayoría de los jinetes trabajan a diario por el bienestar de sus caballos.
Espero que en el futuro todos los agentes de nuestro sector trabajen juntos para erradicar los abusos y promover el bienestar de los caballos. Para mí, el deporte y la competición no son incompatibles con el bienestar, pero deben estar supervisados y regulados. Y esto requiere, en particular, una conciencia colectiva del tema.
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