En Dehesa Montenmedio, la excelencia no solo se mide a nivel deportivo. También se sirve a mesa puesta, con una sonrisa y la profesionalidad de un equipo que, día tras día, convierte la hostelería en arte.

Entre los pinares de Vejer de la Frontera, donde lo mejor de la hípica internacional se da cita cada temporada, hay un engranaje humano que sostiene y termina de redondear la experiencia de quienes visitan estas instalaciones únicas de la comarca de La Janda. Los camareros son quienes atienden, escuchan, recomiendan y, muchas veces, quienes marcan la diferencia entre una simple comida y un recuerdo que llevarse.

Al frente de este gran equipo está Chiqui, la persona encargada de coordinar a los camareros de los cinco restaurantes y dos quioscos que forman la oferta gastronómica del complejo. Con 17 años de experiencia en Dehesa Montenmedio, su conocimiento del lugar y de las personas que lo visitan es sumamente amplio.

“Ahora, en el Andalucía October Tour tenemos unos 24 ó 25 camareros”, explica. “Cada uno tiene su punto de venta, pero dependiendo de la aglomeración del público o de dónde se desarrolle la competición, vamos moviendo a la gente de un restaurante a otro.”

Detrás de cada plato servido, de cada café o cada copa de vino, hay una coordinación milimétrica que permite que todo fluya. “Creo que todo está en saber jugar con los picos de trabajo y cubrir puestos. Intento mover a la gente según las necesidades del momento.”

También hay algo que define el liderazgo de Chiqui: su manera de tratar a los suyos. “Yo siempre intento ser muy familiar. Soy muy cercana a todos. Todos me conocen como “Chiqui” y procuramos que seamos una pequeña gran familia.”

Esa cercanía y espíritu de equipo son el reflejo del ambiente que caracteriza a Dehesa Montenmedio. Un lugar que, más allá de hacer mucho por este deporte, se ha convertido en motor económico y social de la zona. Cada temporada, sus instalaciones generan cientos de empleos directos e indirectos, ofreciendo trabajo estable en una comarca donde el turismo suele concentrarse solo en los meses de verano.

“No sé decirte un número exacto, pero somos muchísimos,” comenta Chiqui cuando se le pregunta por la cantidad de personas que trabajan en Dehesa Montenmedio. Desde cocineros y camareros hasta jardineros, personal de pista y oficina, el complejo es un pequeño universo donde convergen perfiles muy distintos.

“Es que me gusta todo. Yo aquí disfruto mucho, de verdad,” confiesa con una sonrisa. “Vivo en mi pueblo, que es justo el que se ve ahí al fondo —Vejer—. Ya llevo 17 años, y cada día intento mejorar el servicio. Conozco muchísima gente, y me encanta lo que hago.”

Su historia, como la de tantos otros trabajadores del complejo, es la de una vida ligada a Dehesa Montenmedio.

Durante cada jornada de competición, los camareros son la cara amable de Dehesa Montenmedio. Como dice Chiqui, “aquí somos una gran familia”. Una familia que sirve hospitalidad, alegría y el orgullo de pertenecer a un proyecto que ha transformado la vida de una comarca entera.