La equinoterapia, también conocida como hipoterapia, ha demostrado ser beneficiosa para personas con diversas discapacidades, tanto físicas como cognitivas. Natalia Otero, fisioterapeuta especializada en daño cerebral, dirige Ecrin terapias, un centro especializado en neurorrehabilitación con caballos. Natalia observó la falta de metodología y evaluación en otras terapias con caballos, lo que la llevó a crear su propio método en 2016.

El centro atiende a personas con diferentes patologías neurológicas, como autismo, retraso madurativo, esclerosis múltiple, párkinson, parálisis cerebral, lesiones medulares, entre otras. Además, también se aborda la psicología clínica, incluyendo trastornos de ansiedad y alimenticios. La equinoterapia se presenta como una herramienta valiosa en la neurorrehabilitación y el tratamiento de grandes discapacidades.

María, una paciente con esclerosis múltiple, ha experimentado mejoras significativas en fuerza, coordinación y equilibrio gracias a la equinoterapia. Destaca cómo la terapia al aire libre con el caballo proporciona estímulos tanto cognitivos como físicos, y el entorno contribuye a una mayor adherencia al tratamiento. La sensación de movimiento del caballo se asemeja a caminar, lo que beneficia a pacientes como María.

La equinoterapia no solo tiene impacto a nivel físico, sino que también influye positivamente en las emociones de los participantes. María subraya que ver mejoras en habilidades que antes no podía realizar eleva su autoestima y la motiva a continuar. La parte social también desempeña un papel importante, ya que la actividad permite la interacción con otras personas.

La motivación se destaca como una ventaja clave de la equinoterapia, especialmente en el caso de los niños. La presencia de animales y el entorno al aire libre con diversos estímulos contribuyen a que la terapia sea más completa y atractiva. Jacobo, padre de Curro, un niño con daño cerebral debido a un ictus, enfatiza cómo el contacto con los animales, en este caso los caballos, mejora la autoestima y confianza de su hijo.

Natalia Otero sostiene que los caballos ayudan a que los niños se esfuercen más, incluso cuando están cansados, ya que perciben la actividad como algo divertido. Además, aquellos niños con movilidad limitada experimentan una sensación de libertad al poder moverse sin depender de una silla de ruedas.

La terapia con caballos requiere constancia para lograr resultados a largo plazo. Natalia destaca que, en general, se comienzan a observar mejoras en el control de tronco y cefálico después de unas tres semanas, pero se necesitan al menos seis meses para que estos cambios se mantengan y se puedan integrar en la vida diaria de los pacientes. La equinoterapia se presenta como una opción valiosa para mejorar la calidad de vida, aunque no se considera una solución universal para todas las patologías.