El bienestar de los caballos es el pilar sobre el que el jinete internacional Alejandro Asencio ha construido su carrera deportiva en el mundo de la Doma Clásica. Desde su finca, donde entrena y cuida a sus caballos, Asencio ha desarrollado un planning integral que pone al caballo en el centro de todas las decisiones. En sus propias palabras, el objetivo principal es que los caballos «se sientan libres, se sientan caballos y puedan expresarse». Pero, ¿cómo consigue esto en el día a día?
Para Alejandro Asencio, por supuesto, cada caballo es único. «Cada uno tiene su tipo de alimentación, según su peso, altura, volumen y sobre todo, su carácter», explica. Para garantizar que cada caballo recibe lo que necesita, Asencio junto a su equipo realizan un análisis individual de cada uno para determinar qué tipo de alimento les beneficia o les aporta más según sus necesidades. Este riguroso control de la alimentación es importante para mantener a los caballos en óptimas condiciones, no solo en términos de rendimiento, sino también en cuanto a bienestar general se refiere.
El análisis no se centra solo en la alimentación; también se estudia cómo se maneja y entrena cada uno dependiendo de su físico, temperamento, edad, etc. De esta manera, se diseña una rutina diaria de ejercicio, descanso y entrenamiento específica para cada caballo.
Esta rutina diaria está diseñada para maximizar tanto su bienestar físico como su salud mental. «Todos mis caballos salen al paddock por la mañana a primera hora y van turnándose», comenta Asencio. Este acceso al paddock permite que los caballos disfruten de semilibertad y de momentos para relajarse y «sentirse caballos», algo que Asencio considera fundamental.
En función de su carga de trabajo, los caballos pasan entre dos y seis horas al día en el paddock. Además, los caballos de competición salen de la cuadra entre cuatro y cinco veces diarias, combinando trabajo en la pista con paseos de la mano y montados por las cuestas que hay en la finca. «Normalmente, entreno en la pista tres veces a la semana y los demás días son paseos por el campo y paddock en libertad», afirma Asencio.
Este enfoque no solo mejora su rendimiento físico, sino que también les permite mantener una energía positiva que a veces es difícil de contener en la pista. «Algunas veces pecamos de estar demasiado contentos y cometemos algunos fallos, pero porque están felices», añade.
Las instalaciones de la finca de Alejandro Asencio han sido diseñadas estratégicamente para ofrecer un entorno que priorice la salud y el bienestar de los caballos. «Hemos hecho estas instalaciones con todo preparado para el caballo», subraya. Desde los suelos de las pistas, diseñados con los últimos avances tecnológicos para evitar lesiones, hasta los paddocks, cada detalle ha sido pensado para maximizar el confort y la seguridad de los animales.
Una de las características más especiales de la finca es su ubicación, que permite a los caballos disfrutar de unas vistas espectaculares. «Tienen unas vistas a la libertad de las montañas, tanto desde las cuadras como desde cualquier punto de la finca», explica Asencio. Este entorno natural no solo mejora el bienestar físico de los caballos con las cuestas repartidas por toda la finca, sino que también contribuye a su bienestar mental, creando un espacio de tranquilidad y conexión con la naturaleza.
En la finca de Alejandro Asencio, la seguridad y el control de los caballos son una prioridad las 24 horas del día. «Tenemos un sistema de cámaras que nos avisa si hay algún caballo que está raro o fuera de lo normal», menciona. Además, una persona se encarga de vigilar a los caballos cada noche, asegurando que cualquier problema se detecte de inmediato. Este sistema de vigilancia se complementa con guardas y seguridad en la finca, proporcionando un entorno seguro para los animales.
Todo esto no solo garantiza un buen rendimiento deportivo, sino que también asegura que los caballos disfruten de una vida plena y equilibrada, donde se les permite ser lo que son: caballos.
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