Medallista olímpica, referente indiscutible de la Doma Clásica y ejemplo de disciplina, Beatriz Ferrer-Salat es mucho más que una de las mejores amazonas en la historia de España. Su figura trasciende la pista porque, más allá de los aplausos y las medallas, hay una mujer profundamente comprometida con el planeta. Su amor por los animales fue el punto de partida de una conciencia ambiental que, con los años, no ha hecho más que crecer.
Ese compromiso se refleja tanto en su vida personal como en sus acciones públicas. Beatriz colabora de forma activa con Greenpeace, la organización ecologista internacional que lucha desde 1971 por la defensa del medioambiente y la justicia climática. Para ella, cuidar del planeta no es una tendencia pasajera, sino una responsabilidad moral. Y ese modo de entender el mundo se ve claramente en Villa Equus, donde se cuidan los recursos naturales, se promueve el bienestar animal y se trabaja con prácticas respetuosas y sostenibles.
Consciente del impacto que tiene su voz como deportista, Beatriz no duda en utilizarla para apoyar las causas que impulsa Greenpeace: la protección de los océanos, la lucha contra el cambio climático, la defensa de los bosques o la reducción del uso de plásticos. A lo largo de los años, ha destinado parte de sus ingresos a financiar campañas de la organización, especialmente aquellas relacionadas con la conservación de la biodiversidad. Para ella, contribuir económicamente no es un gesto aislado, sino una forma de alinear su éxito deportivo con un propósito colectivo.
En su día a día, Beatriz intenta vivir de acuerdo con los valores que promueve la organización: respeto, equilibrio y responsabilidad. Es una manera coherente de entender su vida dentro y fuera del deporte.
Greenpeace, cuya oficina en España se inauguró en 1984, ha protagonizado algunos de los hitos medioambientales más importantes de nuestro país. Desde las primeras protestas en 1982 contra los vertidos radiactivos en la costa gallega, la organización ha mantenido una trayectoria de activismo que ha contribuido al cierre de varias centrales térmicas de carbón —como Carboneras o Meirama—, a impulsar regulaciones europeas contra la deforestación y a que, por primera vez, en 2023 las energías renovables superaran a las fuentes contaminantes en la producción eléctrica española. Una prueba de que la presión social y la acción ciudadana pueden generar cambios reales.
Beatriz Ferrer-Salat es plenamente consciente de ese poder. Por eso, además de apoyar campañas, inspira desde el ejemplo. En un momento en el que la crisis climática es uno de los mayores desafíos globales, voces como la suya son más necesarias que nunca. Su apoyo demuestra que el deporte también puede ser un motor de transformación social y ecológica.
A través de sus acciones, Beatriz invita a mirar más allá de los logros individuales y a entender que cada gesto —por pequeño que parezca— puede ayudar a construir un futuro más verde y más justo.
Colaborar con Greenpeace es sencillo, y hay multitud de formas de contribuir: hacerse socio, participar como voluntario, firmar peticiones, realizar donaciones puntuales o unirse a la plataforma Greenwire. La organización se financia exclusivamente con aportaciones individuales, sin aceptar dinero de gobiernos ni empresas, lo que garantiza su independencia.
Más información: https://es.greenpeace.org/es/

















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