El sector ganadero y ecuestre español llora la pérdida de dos figuras fundamentales cuya trayectoria marcó de manera decisiva la historia reciente del toro bravo y del caballo andaluz.

En apenas unos días han fallecido Ana María Bohórquez, a los 90 años, y Álvaro Domecq Romero, a los 85, ambos miembros de dos de las sagas más influyentes en el ámbito del campo bravo y de la Doma Clásica española.

Ana María Bohórquez, ganadera y empresaria, dedicó su vida a la continuidad del hierro que llevaba su nombre. Fundadora en 1966 de la ganadería Ana María Bohórquez, con reses ubicadas en la finca El Corchadillo de Jerez, fue una figura imprescindible en el mundo del toro y del caballo. Madre del ganadero Santiago Domecq y hermana del recordado rejoneador Fermín Bohórquez, imprimió a su ganadería un sello de pasión y entrega que la situó entre las más destacadas del país.

Entre sus logros sobresale Novillero, el bravo ejemplar lidiado en San Isidro 2006 que permitió a El Juli rubricar una de sus tardes más recordadas. Su vinculación con el caballo también fue notable, siendo reconocida en 2010 con el Caballo de Oro por el Ayuntamiento de Jerez. Su funeral tendrá lugar hoy martes 18 de noviembre en la Iglesia de San Mateo de Jerez de la Frontera.

Por su parte, el mundo ecuestre español lamenta profundamente el fallecimiento de Álvaro Domecq Romero, fundador de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre y figura clave en la proyección internacional del caballo andaluz. Nacido en Jerez de la Frontera en 1940, creció en el seno de una familia estrechamente ligada al caballo y mostró desde muy temprano una sensibilidad y talento excepcionales.

Su visión artística dio lugar al célebre espectáculo Cómo bailan los caballos andaluces, germen de la Real Escuela, que se constituyó oficialmente en 1975. Bajo su dirección, la institución se convirtió en un embajador mundial de la Doma española, llevándola a escenarios de Europa o América, entre otros.

Descansen en paz.