Durante la Asamblea General de 2025 celebrada en Hong Kong, la Federación Ecuestre Internacional (FEI) aprobó por amplia mayoría una modificación a la conocida «blood rule«, una norma que ha generado un intenso debate en el mundo del Salto de Obstáculos.
La propuesta fue aprobada con 56 votos a favor y 20 en contra, mientras dos federaciones nacionales optaron por abstenerse.
El cambio, que entrará en vigor el próximo año, introduce un enfoque más flexible ante la detección de sangre en los caballos durante la competición. Hasta ahora, la aparición de sangre implicaba la eliminación automática del binomio.
Con la nueva redacción del artículo 259, si se observa sangre, el jurado del concurso y el delegado veterinario evaluarán el caso y podrán autorizar la continuación del jinete en pista si consideran que el caballo está en condiciones de seguir compitiendo.
La FEI ha insistido en que esta reforma no supone una relajación frente al maltrato animal. “Nuestra política de tolerancia cero hacia el abuso equino se mantiene firme, incluso reforzada por estas nuevas medidas”, señaló el organismo en una nota informativa.
Según la federación, el objetivo es aplicar mayor coherencia y proporcionalidad en la gestión de estos incidentes, manteniendo los más altos estándares de bienestar.
Si la sangre procede de una causa menor, como un labio mordido o una pequeña lesión accidental, los oficiales podrán limpiarla y permitir que el caballo continúe sin penalización. En cambio, si se determina que la sangre ha sido provocada por el jinete o por el material utilizado, se impondrá una advertencia formal.
Dos advertencias en el plazo de un año conllevarán una multa y una suspensión de un mes. Además, los jueces podrán descalificar al binomio si consideran que la lesión deriva del uso excesivo de espuelas o fustas, o si el caballo no está apto para competir.
La FEI justificó la enmienda señalando que busca “mejorar la equidad, la transparencia y la claridad normativa” dentro de la disciplina. También recordó que la revisión toma en cuenta lecciones de casos recientes que demostraron la dificultad de distinguir entre heridas accidentales menores y abusos o mal uso del equipo.
Con esta decisión, la organización pretende ofrecer un sistema más equilibrado, donde la valoración técnica y veterinaria prevalezca sobre la sanción automática, sin comprometer la protección del caballo, pilar esencial del deporte ecuestre.

















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