Desde que el medallista de oro olímpico Peder Fredricson decidió quitar las herraduras de sus caballos y adoptar el método «barefoot», los resultados han sido sorprendentes. Según el jinete sueco, sus caballos han experimentado una notable reducción en problemas de cojeras y lesiones en las extremidades, además de la desaparición de abscesos en los cascos. A pesar del cambio, su rendimiento en la pista no solo se ha mantenido, sino que ha mejorado, consiguiendo victorias como nunca antes.
Durante décadas, el uso de herraduras ha sido una práctica tradicional en el mundo ecuestre, pero cada vez más expertos han comenzado a cuestionar sus efectos en la salud del caballo. Propietarios y podólogos equinos han observado mejoras significativas en los cascos de los caballos descalzos, aunque hasta ahora los estudios científicos que respalden estos resultados han sido limitados.
Algunas investigaciones previas han demostrado que las herraduras aumentan el impacto cuando el caballo aterriza tras un salto, dificultan el suministro de sangre a los cascos y limitan su capacidad de expansión y contracción. Según el renombrado investigador en podología equina, el Dr. Robert Bowker VMD, las herraduras pueden incluso ser una causa directa del dolor caudal en el talón, conocido como enfermedad del navicular.
A pesar de estas observaciones, el debate entre defensores y detractores del método “barefoot” ha sido impulsado más por experiencias personales y tradiciones que por pruebas científicas concretas. Sin embargo, un nuevo proyecto de investigación de la Universidad Agrícola Sueca (SLU) y Agria Animal Insurance busca poner fin a la incertidumbre.
El estudio, dirigido por el profesor Lars Roepstorff, ha estado recopilando datos empíricos en competiciones y entrevistas con expertos durante el último año. Los resultados preliminares de la primera fase ya han confirmado lo que estudios más pequeños sugerían: las herraduras afectan la función natural del casco del caballo.
Si bien todavía falta el análisis completo de los datos, los primeros hallazgos podrían marcar un punto de inflexión en la manera en que los jinetes y entrenadores abordan el cuidado de los cascos equinos. Con el éxito de Fredricson como ejemplo y la creciente evidencia científica, el mundo ecuestre podría estar frente a una transformación en el manejo y bienestar de los caballos de alto rendimiento.
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