Con la llegada del buen tiempo, los insectos comienzan a proliferar en los establos y las pistas, convirtiéndose en una molestia tanto para jinetes como para caballos. Mosquitos, tábanos y moscas pueden causar estrés, irritación e incluso transmitir enfermedades. Por ello, es importante tomar medidas para minimizar su impacto en la salud y el bienestar del animal.
Una de las estrategias más efectivas es el uso de mantas y máscaras antimoscas. Estas prendas, fabricadas con materiales ligeros y transpirables, cubren el cuerpo y la cabeza del caballo, evitando que los insectos se posen sobre su piel. También existen orejeras y flequillos sintéticos que ayudan a mantener alejados a los más persistentes.
El empleo de repelentes es otra herramienta indispensable. Existen opciones comerciales en formato de espray o loción que pueden aplicarse diariamente para mantener a los insectos a raya. También hay alternativas naturales a base de aceites esenciales, aunque su efectividad suele ser más limitada y requiere aplicaciones más frecuentes.
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Una correcta higiene en el entorno del caballo es un aspecto clave. La acumulación de estiércol y restos de comida atrae a los insectos, por lo que es recomendable limpiar a diario los boxes y las zonas de descanso. Además, colocar trampas específicas en puntos estratégicos puede ayudar a reducir su presencia en el establo.
El bienestar del caballo es una prioridad, y protegerlo de las picaduras requiere constancia y prevención.
-Redacción por Cristina Prado-
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