Desde la tribuna, la figura del juez observa cada detalle. Su labor es esencial para el desarrollo de cualquier competición ecuestre garantizando la equidad, el respeto por las normas y el bienestar de los caballos y jinetes. Más allá de calificar los resultados de cada binomio participante, evalúa con objetividad y conocimiento profundo, velando por la integridad del deporte y fomentando su desarrollo.
La labor de los jueces varía según la disciplina ecuestre
En Doma Clásica, los jueces analizan cada movimiento con precisión, considerando aspectos como la armonía, el ritmo y la conexión entre jinete y caballo mientras que en Salto de Obstáculos, supervisan el cumplimiento del recorrido, penalizan errores como derribos o rehúses, y miden el tiempo para garantizar que se cumplan las reglas de la competición. En otras disciplinas como Raid y CCE exigen que los jueces tengan experiencia en condiciones específicas, evaluando tanto la resistencia del caballo como la técnica y estrategia del jinete.
Más allá de su rol técnico, los jueces desempeñan un papel fundamental en la protección del bienestar animal. Antes, durante y después de la competición, supervisan rigurosamente que los caballos se encuentren en óptimas condiciones físicas y mentales. Buscan signos de fatiga, cojera, rozaduras, lesiones o cualquier indicio de maltrato. Este compromiso con el bienestar es crucial para mantener la ética en el deporte ecuestre y así lo hemos podido observar en multitud de competiciones en donde los jueces no han dejado competir a binomios como consecuencia del estado de sus animales.
La formación y experiencia de los jueces es un proceso riguroso y continuo. Las federaciones ecuestres, tanto a nivel internacional (FEI) como la española o las autonómicas ofrecen programas formativos para que nuevo personal se forme en ello.
-Redacción por Cristina Prado-
0 comentarios