El invierno representa un desafío importante para los caballos que viven en pastos. Durante esta estación, la calidad y cantidad de hierba disminuye, lo que obliga a ajustar su alimentación. Además, las bajas temperaturas, especialmente cuando bajan de 0°C, afectan la termorregulación del caballo, haciendo que este queme un 10% más de energía para mantener su temperatura corporal. Por ello, es fundamental enriquecer su dieta con suplementos.

En invierno, es crucial garantizar un suministro constante de agua. El agua congelada o demasiado fría puede deshidratar al caballo e incluso provocar cólicos. Lo ideal es calentar el agua en los días más fríos para fomentar su consumo.
En cuanto a la ración ideal, el forraje de alta calidad, como el heno de pradera o la alfalfa, se vuelve indispensable. Un caballo de 500 kg necesita consumir unos 10 kilos de forraje diarios. Si consume pienso, puede ajustarse la cantidad o utilizar una mezcla más rica en grasas, introduciendo los cambios gradualmente.

Para la protección contra el frío, el uso de mantas ayuda a conservar la energía del caballo, especialmente si su pelaje no es suficiente. Si el caballo trabaja durante el invierno, esquilarlo puede ser necesario para evitar la sudoración excesiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en este caso, se deben emplear mantas adecuadas y un protector de espalda durante el trabajo.

Preparar adecuadamente a tu caballo para el invierno asegura su salud y bienestar durante esta desafiante estación.