Considerada una de las razas de equinos más antiguas y singulares del mundo, son extremadamente inteligentes, ágiles y resistentes. El caballo Akhal-Teké de Turkmenistán es un patrimonio cultural y un símbolo histórico de las tribus nómadas del desierto.

El Akhal-Teké es una raza de caballos esbelta que mide aproximadamente 1,60 m los machos y 1,55 m las yeguas. El aspecto general es el de un animal alargado, caracterizado por un cuello largo y delgado, a veces en forma de S, y una cabeza arrogante. La raza es conocida por su cuerpo esbelto, piel brillante y pelaje notablemente brillante, a menudo descrito como de color metálico.

La región de Akhal se encuentra en el sur de la actual Turkmenistán, una zona habitada desde tiempos antiguos. Tribus turcomanas, conocidas por su destreza en la cría de caballos, llegaron a esta región ancestralmente, posiblemente procedentes de las montañas Altái, estableciéndose en los límites del desierto de Karakum y extendiéndose hasta Persia, Siria y Anatolia.

Originaria de Turkmenistán, se dice que esta raza desciende del ya extinto caballo de Nisean. Se dice que los caballos turcomanos eventualmente llegaron a Turquía y Europa, contribuyendo al desarrollo de la raza inglesa de pura sangre, reconocida históricamente como un símbolo de lujo y alta sociedad en el mundo occidental. Son conocidos por su resistencia, adaptados a las duras condiciones del desierto de Karakum, donde históricamente han sido criados por tribus nómadas.

En las décadas de 1860 y 1870, el Ejército Imperial Ruso entró en la región. En 1869 se fundó el puerto de Krasnovodsk, y hacia 1874 la presencia rusa se consolidó con la creación del distrito militar de Transcaspia. Gradualmente anexionada por el Imperio Ruso entre 1865 y 1885, para 1890 el control ruso sobre Turkmenistán era total. Los caballos de la tribu Teké se asemejaban notablemente a los caballos turcomanos criados en la vecina Persia.