Ahora que la primavera se ha asentado en la península, las moscas están más activas que nunca y se convierten en la peor pesadilla de nuestros caballos. También son un mal sueño para los jinetes y amazonas, que a menudo tenemos que lidiar con un caballo molesto que se retuerce constantemente para espantar las moscas que se posan por todo su cuerpo sin preguntar.
Por suerte, existen en el mercado varias opciones que (bien usadas) nos hacen la vida más cómoda, tanto a nosotros como a nuestros caballos.
Si nuestro caballo está en un paddock, las máscaras y mantas antimoscas le librarán en gran medida de estos impertinentes insectos. Las máscaras protegen las partes más sensibles de su cabeza, es decir, las orejas y los ojos, y algunas cubre también la zona de la nariz. Por su parte, las mantas protegen todo su tronco, la barriga e incluso el cuello algunas. A la hora de comprar una manta, es importante comprobar dos cosas: que sea la talla correcta, para evitar que se mueva demasiado, y que sea anatómica en la zona de cruz, para evitar rozaduras y una presión innecesaria en un sitio tan delicado.
También hay en el mercado diversos productos de aplicación tópica, como son los aerosoles y las cremas a base de citronela y otros agentes que repelen a los insectos. Estos son una opción muy práctica para proteger al caballo cuando vamos a montar, sobre todo si decidimos salir de paseo al campo o entrenamos al caer la tarde.
Y luego están los mosqueros de toda la vida, que se fijan a las cabezadas y jáquimas para que los equinos puedan espantar las moscas como hacen son sus crines.
No hay excusa para tener un caballo incómodo por las moscas y otros insectos que llegan con las altas temperaturas.
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