Existen en el mercado infinidad de embocaduras para nuestros caballos, de las formas más variadas, pero el filete es quizás la más habitual en casi todas las disciplinas. Este hierro suele tener una buena aceptación en la mayoría de los caballos y es relativamente suave. Puede ser de una pieza o articulado, de dos o tres piezas.
El filete recto, de una pieza, actúa sobre la lengua y las comisuras del caballo, por lo que su acción es más suave y estable. Este tipo de filete facilita el control de caballos que no obedecen bien a la mano, pero no se recomienda para los que tienden a apoyarse.
Los filetes articulados, por su parte, también actúan sobre las barras o asientos y, por lo tanto, su acción es mayor que la del filete recto. Aquí encontramos diseños de dos y tres piezas, que presentan diferentes características.
El filete de dos piezas tiene una unión en el centro y, cuando el jinete actúa con la mano, adopta una forma de V invertida en la boca del caballo, de modo que genera presión en el paladar, en los bordes de la lengua, las barras y las comisuras. Este filete requiere una mano suave y estable. Bien usado, mejora el contacto, fomenta la confianza del caballo en nuestra mano.
El filete de tres piezas distribuye mejor la presión por toda la boca, incluida la lengua. Además, al no crear una V invertida ante la acción de la rienda, no ejerce presión sobre el paladar. Este diseño más móvil fomenta la relajación en caballos jóvenes y facilita su incurvación, además de permitir una acción más precisa al jinete o amazona.
Hoy podemos encontrar también filetes anatómicos que consiguen ángulos de 45.º que se adaptan mejor a la boca del caballo y reducen la acción sobre las diferentes zonas de presión.
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