La tradición ecuestre en España se remonta siglos atrás y tiene especial relevancia en la región andaluza, cuna del caballo de Pura Raza Española (PRE). Esta raza tiene su origen en las Caballerizas Reales de Córdoba, en el siglo XVI, donde afinaron la especie hasta conseguir el caballo perfecto tanto estéticamente como en cuanto a carácter. En la actualidad, es una de las razas más valoradas a nivel mundial, dadas su versatilidad y armoniosa belleza.
El caballo PRE presenta una conformación proporcionada, de formas redondeadas, y una alzada mediana-alta. Uno de sus rasgos más distintivos es la frente ancha de perfil ligeramente convexo, así como un cuello musculado en arco ascendente con una acusada facilitad para la reunión. Su atractivo se ve realzado por una mirada muy expresiva y un pelo largo, abundante y sedoso en la crin y la cola. La capa más extendida es la torda, pero también podemos encontrar caballos de Pura Raza Española castaños, negros, alazanes, bayos, palominos o cremellos.
En cuanto a carácter, destacan su templanza, nobleza e inteligencia. Se trata de un equino voluntarioso, con una gran capacidad de trabajo y muy estable a nivel emocional. Esto, unido a la elevación, ligereza y amplitud de sus aires, lo convierten en un caballo con mucho potencial para la Doma Clásica y de Alta Escuela. No obstante, también es una raza perfecta para el rejoneo, la doma vaquera, el enganche y el manejo del ganado.
Como dato curioso, en Centroeuropa, el caballo español se usó para crear razas de sangre caliente y los sementales PRE son muy valorados para mejorar las líneas de caballos de deporte.
Fuente: ancce.es
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