A partir del cuarto mes, los potros empiezan a reducir la ingesta de leche, espaciar las tomas y alimentarse más de forraje o pienso. No obstante, es una edad muy temprana y lo más común es destetarlos a los seis meses, que es cuando empiezan a ganar cierta independencia, alejarse de la madre durante más tiempo y establecer vínculos con otros caballos.
Esta es la práctica habitual cuando el potro está destinado a la venta o en yeguas de cría que pierden mucho peso. No obstante, lo ideal es retrasar el destete lo máximo posible y hacerlo de forma muy gradual, ya que puede resultar traumático tanto para el potro como para la madre. Los ocho meses resulta una edad más natural para los caballos.
El destete es un momento de bastante ansiedad para el potro, lo cual suele derivar en una ligera pérdida de peso que conviene controlar porque puede conllevar una bajada de defensas. El estrés y el estómago vacío debido a la inapetencia asociada pueden dar lugar también a úlceras gástricas, aunque su aparición no es excesivamente frecuente. Además, como el potro querrá volver con su madre y estará nervioso, es habitual que se lesione al intentar librarse del cercado o salir del box para conseguirlo, o que empiece a manifestar estereotipias.
El momento del destete también es delicado para la yegua, que puede sufrir un estrés elevado si la lactación se interrumpe de forma brusca. Cuando es así, sus hormonas incrementan la producción de leche, que se acumula y termina produciéndoles mastitis e incluso infecciones. Por eso, antes del destete, conviene reducir la ración de pienso de la madre para que empiece a producir menos leche y así preparando su cuerpo para el secado.
Por todo esto, el proceso debe ser muy progresivo y empezar separándolos unas horas al día, de manera que puedan verse, olerse e interactuar, pero no tocarse.
0 comentarios